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¿Qué es la energía solar?
La energía solar induce reacciones químicas, puede generar electricidad y puede generar calor, y todo por la energía emitida por el Sol que llega a la tierra.
Se trata pues de una energía renovable e inagotable que se obtiene del Sol.
La cantidad acumulada de energía solar en la Tierra es considerablemente mayor que las necesidades energéticas, presentes y futuras, del planeta. Esta fuente de energía renovable, altamente difundida en la actualidad, tiene el potencial de satisfacer todas las necesidades futuras de energía si se aprovecha adecuadamente.
¿Cómo se aprovecha?
Hay multitud de modos de aprovechamiento de la energía solar, con el uso de paneles solares térmicos y fotovoltaicos, con la termosolar, pero también en nuestra vida cotidiana, como el hecho de orientar la vivienda al sur para que el sol caliente la casa a través de las ventanas, así como la fotosíntesis de las plantas para poder crecer y servir de alimento a los seres vivos. El aprovechamiento de la energía solar no tiene casi límites.
Debido a su suministro inagotable y a su carácter no contaminante, en marcado contraste con los limitados combustibles fósiles carbón, petróleo y gas natural, se prevé que la energía solar sea cada vez más atractiva como fuente de energía renovable en el siglo XXI.
El Sol:
El Sol es una fuente de energía increíblemente potente, y la luz solar es, con mucho, la mayor fuente de energía que recibe la Tierra, aunque comparativa a la que emite en origen, su fuerza superficial sobre la Tierra es comparativamente baja.
Esto se debe principalmente a la masiva expansión radial de la radiación del lejano Sol. Además, la atmósfera y las nubes de la Tierra, que absorben o dispersan hasta el 54% de la luz solar entrante, representan una pérdida adicional. Del 50 por ciento de la luz visible, el 45 por ciento de la radiación infrarroja y cantidades más pequeñas de radiación ultravioleta y otras fuentes de radiación electromagnética componen la luz solar que entra en el suelo.
Como decía, el potencial de la energía solar es inmenso, ya que a la Tierra llega alrededor de 200.000 veces la potencia total diaria de generación de electricidad que necesitaría el planeta por día, en forma de energía solar.
Afortunadamente, los costes de procesamiento, conversión y almacenamiento se han reducido drásticamente los últimos años y ya es la fuente de energía más barata que existe.
Aunque la primera es más sencilla de conseguir, la radiación solar puede transformarse en energía térmica (calor) o en energía eléctrica.
Energía Solar Térmica:
Los colectores de placa plana, utilizados para aplicaciones de calefacción y Agua Caliente Sanitaria (ACS) solar, están entre los dispositivos más comunes utilizados para absorber la energía solar y convertirla en energía solar térmica.
Los colectores de placa plana más utilizados consisten en una placa metálica ennegrecida que se calienta por la luz del sol que incide sobre ella, recubierta con una o dos láminas de vidrio. Este calor se transfiere al aire o al agua que fluye por la parte posterior de la placa, llamados fluidos caloportadores.
Energía Solar Fotovoltaica:
Si la térmica es la encargada de aplicaciones de agua caliente, la energía solar fotovoltaica se utiliza para generar electricidad a partir de la energía solar que incide sobre los paneles fotovoltaicos.
Sus aplicaciones son innumerables, desde grandes huertas solares para abastecer incluso a ciudades enteras, hasta pequeñas instalaciones aisladas de la red eléctrica que requieren el uso de baterías.
Energía Termosolar:
Este tipo de aplicación de la energía solar, se podría decir que es una mezcla entre la energía solar térmica y la fotovoltaica. El funcionamiento de la energía termoeléctrica a partir de energía solar consiste en, por unos tubos cilíndricos parabólicos circula un aceite que se calienta a más de 400ºC, este aceite, por medio de unos intercambiadores de calor, calienta agua hasta su evaporación, que a su vez se utiliza para mover unas turbinas de vapor que, al moverse, generan electricidad.
Cocinas Solares:
En menor escala, la energía del Sol también puede ser aprovechada en hornos solares especialmente construidos para cocinar alimentos. Los hornos solares suelen concentrar la luz solar de una gran zona a un punto central, donde la luz del sol se transforma en calor por medio de un recipiente de superficie negra. Los hornos son normalmente compactos y no requieren de otros combustibles para realizar su función.